Vaya por delante que no me gustan los toros (tampoco me gusta la opera o el futbol) y que me posiciono claramente en contra de este tipo de espectáculos bochornosos por motivos, para mí, más que evidentes.
Quede claro también que no me gusta ni comparto el actual modelo de gestión política, esta mal llamada democracia, o sistema representativo, donde cada 4 años (más o menos) te preguntan sobre quien quieres que te represente, o lo que es lo mismo, decida por tí, algo así cómo pedirte que dejes por escrito el grupo en el que delegas tu responsabilidad individual. En fin, este es otro asunto.
Una vez dicho esto, las reglas del juego parecen claras. Yo voto al grupo X (el que vote) y ese grupo X me representa. Eso significa que en cada decisión a tomar cada grupo emite un voto en una dirección, y ese voto único representa a todas las personas que votaron a ese grupo X. Ese voto tendrá más o menos peso en función del número de personas a las que representa (esto tampoco es del todo así...)
Yo, que en principio estoy en contra de los votos grupales, del pensamiento grupal y de la anulación de la capacidad de decisión del individuo, entiendo (es fácil de entender) que en este modelo político (que yo no comparto) las cosas funcionan así, y asi deben de funcionar siempre, porque si no fuera así, y cada diputado, senador, o como se llamen, emitiera un voto, ya no representan a su partido, y por lo tanto tampoco a las personas que lo votaron. Si una decisión se va a tomar de manera no representativa, todos debieramos participar en esa toma de decisiones. Si no es así, y cada diputado, senador, etc, puede votar lo que le plazca, esto deja de ser un modelo representativo, democracia representativa, para convertirse en otra cosa, dónde sólo unos pocos pueden votar y decidir, y mostrar e imponer sus convicciones personales.
Bien, esto es lo que ha pasado en Catalunya con el popular asunto de las corridas de toros, donde cada uno ha votado según sus convicciones personales, y no las indicaciones de su grupo. Donde por lo tanto, los ciudadanos que en su día votaron no han sido representados por su grupo, y donde tampoco se les ha dado la oportunidad de pronunciarse en función de esas mismas convicciones personales.
La manipulación empieza a ser alarmante en el momento en que unos y otros se empiezan a considerar ganadores y perdedores, y ni se plantean que les han robado la mínima capacidad de participar que esta democracia nos deja, y sigue por el trato de estupidos que la clase política nos dispensa sin verguenza alguna.
Por supuesto que esto tiene que ver con la identidad social de cada grupo, es más, tiene que ver fundamentalmente con esa identidad social. Pero este debate debiera ir mucho más alla, debiera llevarnos a plantearnos hasta dónde estamos dispuestos a aguantar, hasta cuándo y dónde vamos a dejar que nos manipulen unos y otros.
Hace no mucho se aprobó otra popular ley, la que regula el aborto ¿por qué en esta ocasión si se emitió un único voto por partido? ¿por qué en este tema no tuvieron en cuenta las convicciones personales de cada uno de los que tenían derecho a voto?
Quizá tenemos lo que nos merecemos.
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