Hoy, por fin, creo y me siento libre.
El tiempo ahora no importa, no me condena ni me mantiene anclado a ninguna obligación. Ya no me dicta órdenes en forma de incertidumbres, horarios, cosas que hacer o no hacer antes o después de otras. Ahora ya no hay tiempo para mí.
Los relojes, de muñeca, de pared o de sociedad, han desaparecido de mi vida para dar paso a la eternidad que se abre ante mí y me permite disponer, al fín, de mí sin la imposición física del momento, del ahora, antes o después.
Ahora, siempre es y será ahora, nunca más habrá miedo a no tener tiempo, desaprovechar el tiempo dado que éste no existe, o mejor, existe todo para mí.
He abandonado mi cárcel para siempre, no más limitaciones de movimientos, no más roturas o imposibilidades para ir o venir, no más miedos a caerse o no llegar. La fuerza no volveré a ser una cadena que no me deje avanzar, la gravedad es ahora mi mejor aliada.
Yo soy ahora gravedad, viento, lluvia, tierra, electricidad, sol. Ahora soy todo, libre al fin de un cuerpo débil, cansado y afectado. Soy amor, ternura, alegría, cariño, ánimo, esperanza, fuerza, apoyo.
Ahora que parece que me fui es cuándo de verdad estoy, de manera diferente, pero más cerca y real que nunca. Estoy en todos y cada uno de los momentos, tareas, sueños, llantos y sonrisas. Estoy en toda vuestra vida, porque ahora, más aún que antes, soy parte de vosotros, vuestros recuerdos, vuestro presente y vuestro futuro.
Ahora, siempre ahora, por fín puedo ser, ser de verdad, sin adjetivos, complejos, limitaciones o dudas. Ahora puedo de verdad estar con todos y cada unos de los seres que amo y amaré, sin condiciones temporales o físicas.
Ahora que he muerto soy y estoy de verdad.
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